La Política Pública del Distrito tiene como pilares centrales dos ejes.
Luego de la definición de la Política Pública Distrital de Paz, Reconciliación, No Estigmatización y Transformación de Conflictos, vale la pena desglosarla y contar sobre qué ejes funciona.
La construcción de paz territorial implica comprender que la paz es más que la ausencia de violencia armada, la reducción de todo tipo de violencias, la transformación creativa y no violenta de los conflictos, y el uso de medios pacíficos para su construcción en sus dimensiones estructural (cultural, ambiental y directa). Todo lo anterior, claro está, reconociendo su imperfección y las necesidades, los intereses estratégicos, las características y particularidades económicas, culturales y sociales de los territorios, las comunidades y los grupos históricamente excluidos. Esto significa garantizar los derechos de la ciudadanía y del medio ambiente hacia una sostenibilidad, implementando diferentes medidas integrales, de forma sistémica y coordinada, con la participación activa de la Bogotá - Región.
En este sentido, la paz es un derecho en sí mismo y el derecho a participar en la toma de decisiones que conciernen a su garantía plena, bien sea través de la movilización social pacífica o a través de los mecanismos ofertados por la administración pública hacia un diálogo entre el Estado y sociedad civil.
Referir entonces a la construcción de paz territorial significa asumir la paz como postura ética y logro progresivo, despatriarcalizarla y descolonizarla, reconociendo el conocimiento situado de quienes habitan el territorio Bogotá –Región en su diversidad identitaria, cultural y territorial, e implica visibilizar las experiencias y estancias territoriales en las que los conflictos se han regulado pacíficamente, potenciar y fortalecer las prácticas y capacidades pacíficas de sus localidades y promover su sostenibilidad.
La reconciliación es, además de una meta o un objetivo en el marco de cualquier transición a la paz o a la democracia, un proceso de cambio progresivo y no lineal que ocurre en las dimensiones individual, social y político-institucional. En esa medida, el fortalecimiento de capacidades en esas tres dimensiones es fundamental para la reconciliación. En el marco de este proceso, la satisfacción de los derechos de las víctimas a través de la justicia transicional, y con ella la implementación efectiva de los mecanismos de verdad (CEV y memoria), justicia (JEP) y reparación, así como la reincorporación o reintegración efectiva de los excombatientes, son fundamentales y requieren de esfuerzo importantes para garantizar la inclusión efectiva, no solo política y económica, sino social de víctimas y excombatientes, superando la estigmatización y barreras de exclusión que limitan la garantías de derechos.
Sin perjuicio de lo anterior, y en el entendido de que el proceso de reconciliación involucra a la sociedad en su conjunto y a las instituciones, la reconstrucción del tejido social en las comunidades y el fortalecimiento del diálogo social y democrático para construir o reconstruir la confianza entre los ciudadanos y las instituciones, estas estrategias requieren ser fortalecidas para avanzar en la construcción de una paz estable y duradera.
Guía del eje 2